sábado, 6 de abril de 2013

YATIÑ THAKI


Aldo Horacio Azamor ha compartido la foto de Crónicas de la Tierra sin Mal.
YATIÑ THAKI, el camino de la sabiduría
 
El 21 de marzo para el mundo andino, marca el inicio de una época en la que comienzan las peregrinaciones hacia las montañas, hacia lugares sagrados, hacia fuentes de agua, de personas que han sido señaladas por la vida para cumplir un rol especial; sea porque les ha llegado el rayo, porque han nacido de pie, o con seis dedos (sojtallas), con dos coronas, etc. Pero pese a que tienen esas señales, estos seres necesitan permiso, autorización y además tener un proceso de iniciación para comenzar a transitar su camino. Este proceso es guiado y asistido por los abuelos y abuelas mayores de cada comunidad, que son los que van a pedir el permiso correspondiente a los espíritus, a los achachilas, a las awichas y a la Pachamama y que luego van a enseñar a los yatiris que se están iniciando. Yatiri es un término aymara que significa “el que sabe”; aquel que conoce la dinámica de las leyes de la vida, de los principios de la cultura y de los misterios de la naturaleza. Cada 21 de marzo es la fiesta ceremonia de quienes asumen el compromiso de seguir este camino que la vida les ha señalado. Los yatiris son portadores de la sabiduría ancestral que se va guardando de generación en generación y que forman parte de un linaje de enseñanza.
 
Esta fecha además de marcar el equinoccio de otoño, marca el cambio de la parcialidad mujer a la parcialidad varón, la transición de Warmi Pacha a Chacha Pacha, el cambio de tiempo de lluvia a tiempo seco; es un tiempo para hacer descansar la tierra e interactuar con el cielo, de hecho el cielo se abre y nos permite ver las estrellas, por lo tanto ha terminado el tiempo de acción y se ha iniciado un tiempo de introspección, de reflexión, de amuki (silencio). Es por eso que en este tiempo se emprenden las peregrinaciones, las ceremonias para comprometerse con un camino, con la vida, con la pacha. Asumir este compromiso implica hacerlo hasta el final, para toda la vida, porque si bien la vida les ha dado ciertas capacidades naturales a estos seres, así también eso exige una gran responsabilidad y que es para toda la vida también. Porque quien emprende el camino de la sabiduría, emprende también el camino de la conciencia y la naturaleza de la conciencia es comunitaria, no individual, por lo tanto también se compromete a cuidar de la comunidad y de la vida en su conjunto. Esta fiesta ceremonia está ligada a la pervivencia de la sabiduría ancestral, las personas que se comprometen ya no son personas “normales”, son guardianes y transmisores de la sabiduría y la cultura de la vida.
 
Pero no solamente las personas señaladas pueden seguir este camino, en realidad está abierto a cualquier persona, pero por todo lo que implica, el yatiri que va a transmitir todos sus saberes tiene que asegurarse que las personas que los van a recibir, tengan buen corazón, sean confiables y sepan responder a la vida con seriedad y responsabilidad. 

Y más allá de quienes siguen este camino, todos estamos llamados a comprometernos con algo en la vida y en esta fecha nos toca preguntarnos si estamos cumpliendo con aquello con lo que nos comprometimos, o quizás si aún no hemos asumido ningún compromiso, es el momento para hacerlo, pues a todos se nos ha dado un rol, una capacidad de manera natural y es decisión nuestra lo que hacemos con eso y en qué medida vamos a aportar en el lugar en el que estamos. Si con eso vamos a construir o a destruir, si vamos a generar sonrisas o llanto, si vamos a sobrevivir simplemente o vamos a vivir plenos. Recordemos que el ciclo y el ritmo de los tiempos y de la historia nos está abriendo nuevas oportunidades y más allá de los problemas podemos renovarnos, devolvernos nuestros sueños y nuestra esperanza y no perdernos de lo grandioso que la vida nos está ofreciendo en este preciso instante.
 
Por Fernando Huanacuni Mamani, es aymara. Miembro de la Comunidad Sariri.

Del muro de: Comunidad Sariri
YATIÑ THAKI, el camino de la sabiduría

El 21 de marzo para el mundo andino, marca el inicio de una época en la que comienzan las peregrinaciones hacia las montañas, hacia lugares sagrados, hacia fuentes de agua, de personas que han sido señaladas por la vida para cumplir un rol especial; sea porque les ha llegado el rayo, porque han nacido de pie, o con seis dedos (sojtallas), con dos coronas, etc. Pero pese a que tienen esas señales, estos seres necesitan permiso, autorización y además tener un proceso de iniciación para comenzar a transitar su camino. Este proceso es guiado y asistido por los abuelos y abuelas mayores de cada comunidad, que son los que van a pedir el permiso correspondiente a los espíritus, a los achachilas, a las awichas y a la Pachamama y que luego van a enseñar a los yatiris que se están iniciando. Yatiri es un término aymara que significa “el que sabe”; aquel que conoce la dinámica de las leyes de la vida, de los principios de la cultura y de los misterios de la naturaleza. Cada 21 de marzo es la fiesta ceremonia de quienes asumen el compromiso de seguir este camino que la vida les ha señalado. Los yatiris son portadores de la sabiduría ancestral que se va guardando de generación en generación y que forman parte de un linaje de enseñanza.

Esta fecha además de marcar el equinoccio de otoño, marca el cambio de la parcialidad mujer a la parcialidad varón, la transición de Warmi Pacha a Chacha Pacha, el cambio de tiempo de lluvia a tiempo seco; es un tiempo para hacer descansar la tierra e interactuar con el cielo, de hecho el cielo se abre y nos permite ver las estrellas, por lo tanto ha terminado el tiempo de acción y se ha iniciado un tiempo de introspección, de reflexión, de amuki (silencio). Es por eso que en este tiempo se emprenden las peregrinaciones, las ceremonias para comprometerse con un camino, con la vida, con la pacha. Asumir este compromiso implica hacerlo hasta el final, para toda la vida, porque si bien la vida les ha dado ciertas capacidades naturales a estos seres, así también eso exige una gran responsabilidad y que es para toda la vida también. Porque quien emprende el camino de la sabiduría, emprende también el camino de la conciencia y la naturaleza de la conciencia es comunitaria, no individual, por lo tanto también se compromete a cuidar de la comunidad y de la vida en su conjunto. Esta fiesta ceremonia está ligada a la pervivencia de la sabiduría ancestral, las personas que se comprometen ya no son personas “normales”, son guardianes y transmisores de la sabiduría y la cultura de la vida.

Pero no solamente las personas señaladas pueden seguir este camino, en realidad está abierto a cualquier persona, pero por todo lo que implica, el yatiri que va a transmitir todos sus saberes tiene que asegurarse que las personas que los van a recibir, tengan buen corazón, sean confiables y sepan responder a la vida con seriedad y responsabilidad.

Y más allá de quienes siguen este camino, todos estamos llamados a comprometernos con algo en la vida y en esta fecha nos toca preguntarnos si estamos cumpliendo con aquello con lo que nos comprometimos, o quizás si aún no hemos asumido ningún compromiso, es el momento para hacerlo, pues a todos se nos ha dado un rol, una capacidad de manera natural y es decisión nuestra lo que hacemos con eso y en qué medida vamos a aportar en el lugar en el que estamos. Si con eso vamos a construir o a destruir, si vamos a generar sonrisas o llanto, si vamos a sobrevivir simplemente o vamos a vivir plenos. Recordemos que el ciclo y el ritmo de los tiempos y de la historia nos está abriendo nuevas oportunidades y más allá de los problemas podemos renovarnos, devolvernos nuestros sueños y nuestra esperanza y no perdernos de lo grandioso que la vida nos está ofreciendo en este preciso instante.

Por Fernando Huanacuni Mamani, es aymara. Miembro de la Comunidad Sariri.

Del muro de: Comunidad Sariri

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